Juegos, trampas y una moto humeante. Hace un año, ese era el slogan que el piloto Marc Coma parecía llevar pegado en el casco. Pero el tiempo ofrece oportunidades para reivindicarse o exorcizar gualichos pasados. El motociclista lo ha escrito sobre tierra y dejó bien en claro que esta vez la corona le corresponde per se.

Sucede que el 9 de enero de 2010, durante el Rally Dakar, el español fue sancionado porque los organizadores de la competencia comprobaron un controvertido cambio de neumático. Por ese motivo fue penalizado con seis horas y quedó sin opciones de defender el título que había ganado en 2009.

El otrora vapuleado ?Correcaminos? nació en Barcelona el 7 de octubre de 1976. Con sólo ocho años se subió a una Montesa Cota 348 y casi tres décadas después logró asumir el traje de un guerrero sobre ruedas. La fiebre ?motoquera? se la contagió su papá, un fanático a morir de las motos. Por lo tanto el pequeño Coma se familiarizó desde temprano con la jerga enduro y en 1995 obtuvo su primer título.

En 2002 participó en el Dakar por primera vez pero como todo buen púber en el rally africano no pudo terminar la carrera. A partir de entonces el desafío se convirtió en un asunto pendiente, prioritario tal vez, y recién pudo consagrarse campeón en la edición de 2006.

Su reciente perfomance en el raid más extremo del planeta borró para siempre el cuestionado rótulo que la historia había escrito en su frente. El piloto se reinventó a lo grande cuando se detuvo a auxiliar en plena carrera a Olivier Pain. El gesto le costó once minutos y 20 segundos de retraso pero también sirvió para demostrarle al chusmerío ?tuerca? que todavía sigue vigente en él un código de compañerismo sin precedentes.

Está claro que el sinuoso sendero que transitaba Coma se construyó sobre tropiezos, caídas y numerosas fracturas. Sin embargo ahora le toca volver al trono. Y si ningún noble ha cuestionado la legitimidad de su soberanía significa que la larga marcha del catalán valió la pena.

Sucede que el 9 de enero de 2010, durante el Rally Dakar, el español fue sancionado porque los organizadores de la competencia comprobaron un controvertido cambio de neumático. Por ese motivo fue penalizado con seis horas y quedó sin opciones de defender el título que había ganado en 2009.

El otrora vapuleado ?Correcaminos? nació en Barcelona el 7 de octubre de 1976. Con sólo ocho años se subió a una Montesa Cota 348 y casi tres décadas después logró asumir el traje de un guerrero sobre ruedas. La fiebre ?motoquera? se la contagió su papá, un fanático a morir de las motos. Por lo tanto el pequeño Coma se familiarizó desde temprano con la jerga enduro y en 1995 obtuvo su primer título.

En 2002 participó en el Dakar por primera vez pero como todo buen púber en el rally africano no pudo terminar la carrera. A partir de entonces el desafío se convirtió en un asunto pendiente, prioritario tal vez, y recién pudo consagrarse campeón en la edición de 2006.

Su reciente perfomance en el raid más extremo del planeta borró para siempre el cuestionado rótulo que la historia había escrito en su frente. El piloto se reinventó a lo grande cuando se detuvo a auxiliar en plena carrera a Olivier Pain. El gesto le costó once minutos y 20 segundos de retraso pero también sirvió para demostrarle al chusmerío ?tuerca? que todavía sigue vigente en él un código de compañerismo sin precedentes.

Está claro que el sinuoso sendero que transitaba Coma se construyó sobre tropiezos, caídas y numerosas fracturas. Sin embargo ahora le toca volver al trono. Y si ningún noble ha cuestionado la legitimidad de su soberanía significa que la larga marcha del catalán valió la pena.